
¿Cuánto feedback debo dar a mi equipo?
Hace unos días os hablamos sobre las tendencias de Recursos Humanos que abogaba por una cultura corporativa al servicio de la inteligencia colectiva, es decir, de involucrarle individualmente en el proceso laboral donde éste se sienta parte activa del proceso, se sienta valorado y escuchado, donde pase de recurso a humano
Todo esto engloba al feedback, la importancia de comunicarte con tu equipo, entre cuyos beneficios se encuentra el de mejorar problemas y soluciones de un modo más rápido, acercando el papel líder-equipo y con ello abriendo la puerta al engagement y la imagen de la marca; por lo que debe estar presente siempre. No obstante, no siempre a mayor feedback mayores resultados, entonces ¿hasta dónde puedo llegar?
Aunque habitualmente están receptivos en cualquier momento del día, incluso tras una reunión o presentación, en primer lugar hay que tener en cuenta la situación en la que se encuentra el empleado, si está receptivo o no; de lo contrario el proceso de feedback será negativo pues será casi intrusivo. Como líder has de valorar que le motiva en cada momento y dárselo.
Una vez que el empleado se encuentra en condiciones de recibir feedback asegurate que éste sirva para que el empleado,a la vez que le hace sentirse valorado, aprenda de manera constructiva. Así, lo mejor es dar feedback de modo regular (cuanto más mejor) para que se sienta más seguro, pero tampoco te excedas pues el exceso podría alterarles y afectar su rendimiento pues perderán autonomía: ¿por qué tengo que seguir haciendo esto si no sé hasta donde voy?. Ante esto, no tenemos la fórmula exacta pero lo mejor podría ser entre media hora y una hora a la semana.
Pero también cuenta la situación en la que se encuentre el líder. Da siempre feedback honesto. No juegues con el hecho de decirle sólo lo bueno, eso entorpecerá la comunicación pero tampoco te abalances a dar feedback negativo sin un plan establecido, eso frustrará al talento. Para ello el líder debe buscar un momento en el que se encuentre bien para transmitir feedback menos bueno, sin que suene a crítica sino como oportunidad para mejorar. No hay nada peor que alguien que termine con rendimiento bajo si ni siquiera ellos lo sabían.
Con esto no es la cantidad de feedback la que cuenta sino la oportunidad de tenerlo y la calidad del mismo. Un mal feedback conlleva a una falta de motivación y con ello retirada del talento o detrimento de la imagen de marca, suponiendo muchos costes para la compañía. ¿Vas a dejar que esto pase? Te ayudamos con nuestras diversas soluciones, contacta con nosotros.
En definitiva, no seas visto como un micromanager, dictando todo lo que tu empleado debe hacer, ni como un jefe ausente que solo aparece cuando algo inesperado está sucediendo. Sé un jefe que se preocupa por tu equipo y aumentará el desempeño de tu empleado.