
La Unión Soviética, aplicando la gamificación a nivel nacional
La cuestión de cómo motivar a las personas para que trabajen más de lo que puedan y de lo que quieran es uno de los temas más estudiados y analizados por cualquier jefe. Está cuestión adquiere una magnitud mayor cuando hablamos de presidentes del gobierno, porque ellos se enfrentan con toda una población formada por multitud de individuos que necesitan su propio sistema de motivación.
En 1917 Vladimir Lenin se enfrentó al reto de buscar una fuente de motivación para que los trabajadores de las fábricas trabajaran por un salario muy inferior al que merecían. La solución la encontró en la “competición socialista”. Según este sistema, las fábricas, grupos e individuales competían para superar los planes establecidos y así se conseguía mejorar la productividad mes a mes.
Después de sus horas de trabajo los empleados se quedaban para modificar las máquinas y buscar innovaciones para implantar en el proceso de producción, intentaban reducir los fallos de fabricación, el tiempo de producción y la reparación de máquinas. Todo este esfuerzo extra tenía como único fin ganar reconocimiento y medallas/badges.
Las mecánicas de juego no solo premiaban comportamientos individuales de los empleados; también recompensaban los logros grupales. Cada fábrica tenía su “pared de honor” donde se escribían los nombres de los mejores, lo que actualmente se denomina el leaderboard de los ganadores.
Después de comprobar que las técnicas desarrolladas daban muy buenos resultados en las fábricas soviéticas, el sistema fue implementado en otros sectores como educación o construcción. En la construcción de puentes los dos equipos empezaban su trabajo en diferentes partes del río y ganaba el equipo que llegaba antes a mitad del río.
Con este sistema se obtenía muy buenos resultados pero se demostró que solo funcionaba cuando había revisiones de calidad y normas, porque no siempre gana la velocidad, también es importante la calidad.
Lo que consiguió el gobierno soviético en esa época fue impulsar el crecimiento del país, el desarrollo tecnológico de los procesos de producción y generar engagement de las personas en su trabajo. Los trabajadores se sentían involucrados en el proceso de trabajo, celebraban los buenos resultados y estaban felices con la recompensa de puntos, sin exigir un aumento de salario.
Este ejemplo del siglo pasado muestra que las mecánicas bien planificadas con reconocimiento de los participantes, niveles, anuncios de progreso y comparación de resultados con otros grupos similares e individuales pueden dar resultados brillantes. Las actividades pueden combinar comportamiento individual y también se puede premiar el colectivismo.
Ahora las 15 repúblicas que participaban en este proyecto de socialismo han pasado a ser países independientes y cada uno implementa su propio sistema, pero los resultados durante 71 años de funcionamiento de la URSS demuestra la importancia de la motivación intrínseca y el engagement de las personas involucradas.
Sobre la autora
Elena Tregubova estudió Economía y Relaciones Internacionales en la Academia de Economía de Plechanov, Moscú, y tiene un MBA en EAE, Madrid. Con la experiencia variada en Logística en una multinacional, en el Ministerio Ruso de asuntos internacionales y en expansión de una marca rusa en América del Norte y Europa, ahora está dedicada 100% a gamification, desarrollando el Producto en Wonnova. Podéis conocerla un poco más en LinkedIn y en twitter
A la autora se le ha olvidado mencionar que en el sistema soviético, cuando no ganabas, el castigo no era quedarte sin merienda precisamente. Y se conformaban con obtener puntos porque a nadie en su sano juicio se le ocurria pedir mas dinero. En la antigua URSS la gente no trabajaba por medallitas sino por miedo al camarada Stalin.
Tremendo este “articulo”, de verdad. Como broma, magnifico.